jueves, 26 de julio de 2012

Cap.5: Pensamientos y reflexiones.

Los momentos pasaban, los recuerdos empezaban a demostrar que los días quedaban atrás, una semana dura para mí en la que no pude estar atento en clase un solo instante, Amy era la única en mi mente, en mi vida. Cada vez que hablábamos me hacía sentir cosas inexplicables dentro de mí, mis amigos me llamaban cursi cada vez que hablaba de ella como si de un ángel se tratase, pero sinceramente ella para mí lo era, un precioso ángel de alas blancas y de deslumbrante belleza. Que iba yo a decir de ella si era la chica de mis ojos, la única que me hacía sentir en la distancia más que cualquier otra estando cerca, la que me hipnotizaba con su sonrisa. Me encantaban sus labios al pronunciar mi nombre, sus ojos me hacían ruborizarme solo con posar su mirada en mí. Me daba miedo avanzar pues me daba miedo caer, no quería cometer un solo error del que arrepentirme, no quería hacerla llorar ni ser culpable de que su sonrisa no volviera a florecer. 

- Marc, tío, ¡despierta! ¿Hola? ¿Marc? ¡Tierra llamando a Marc! 
- ¿Qué? ¡Qué! ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? -Dije mientras despertaba de mi viaje a Marte. 
- ¡Por dios Marc! Acaba de terminar la última clase y empieza el finde, ¿¡quieres dejar de hacer el idiota y volver a casa o prefieres quedarte aquí todo el finde mirando las musarañas como un idiota!? 
- ¿Qué? Lo siento, estaba... 
- ¿Pensando en Amy? 
- Si... -Dije afirmando. 
- Me lo imaginaba...Tío, estas obsesionado con ella. Vamos y hablamos de camino a casa. 

Salimos del aula y yo todavía estaba un poco ido, no conseguía ubicarme en todo el asunto. 

- Bueno... ¿Cuándo tienes pensado pedirle que salga contigo? ¿Estás esperando a que se canse y se vaya con otro? Si te importara tanto como dices irías y le harías la gran pregunta. 
- Ya... Pero es que... No se... Me da... Como decirlo... Tengo miedo a que me responda con un "no"... 
- ¡Idiota! Sabes que te va a decir que si, ¡todo el mundo lo sabe! 
- Ya... Pero es que... 
- ¿¡Quieres dejar de hacer el tonto de una puta vez!? 
- ... 
- Marc, en serio... 

El silencio se hizo en ese momento entre nosotros, lo único que se podía escuchar en aquel momento era el sonido de una lata que Sam pateaba una vez sí y otra también. Lleguemos a su casa y tras un "luego te llamo" de él y un "vale" mío, continué mi camino. 


Al llegar como la mayoria de los viernes me encontraba solo en casa, Ayleen se encontraba en casa de alguna de sus amigas jugando hasta que nuestra madre saliera del trabajo y la pasara a recoger, ya que los viernes salía más tarde que otros días. Aunque no me encontraba totalmente solo, a mi llegada Hook apareció ladrando. Subí arriba y dejé mis cosas, “llamaré a Amy más tarde”, me dije. Cogí la correa y lleve a Hook al parque después de comer algo ligero en casa, no tenía demasiadas ganas de comer. Por el camino mi buen compañero tiraba de la correa como diciendo “suéltame ya Marc, quiero jugar”. Tan despistado iba que no me di cuenta de que Marta, una amiga, me saludaba a lo lejos. Cuando reaccioné y me di cuenta ella ya se encontraba demasiado lejos para acercarme y decirle algo. 

Llegué al parque y me tumbé en mi sitio favorito , una estatua en la que me encantaba sentarme mientras Hook jugaba con los demás perros y corría detrás de cualquier animalito que se interpusiera en su perruno camino. 

La noche se dejaba ver en el horizonte, la oscuridad se iba apoderando poco a poco de cada uno de los rincones de la ciudad y era imposible que alguien pudiera evitarlo. Hook llegó hasta el sitio en el que me encontraba y en su cara se nota que estaba más que cansado y pedía el regreso a casa. 

Abrí la puerta torpemente ya que la llave no se decidía a entrar en la cerradura. 

- ¿Dando una vuelta a Hook? 

Las palabras de mi madre fueron lo primero que escuché al abrir la puerta después de que mi perruno amigo entrara corriendo. 

- Si mamá. –Le respondí. 
- Te ha llamado Sam, ha dicho que no le cogías las llamadas. 
- Ya… Es que me he dejado el móvil en mi habitación. Ahora mismo le llamo. 
-¡La cena está casi ya, no tardes mucho en bajar! –Escuché gritar a mi madre mientras yo subía escaleras arriba. 

Tirado ya en la cama con el móvil en la mano llamé a Sam. Sus llamadas perdidas me colapsaban el móvil. 

-¿Sam? 
-Hola tío, ¡Por fin estas disponible!
-Lo siento, estaba con Hook en el parque y el móvil me lo he olvidado. Bueno… ¿Qué querías? 
-Pues nada, quería saber si mañana por la noche podías quedar, los chicos y yo hemos decidido hacer una fiestecilla en casa de Gerard. 
-Pues no sé yo… 
-Venga, ¡no seas un pelmazo! Además podrías invitar a Amy y así quedáis y os veis. 
-No sé si a Amy querrá ir… 
-Por preguntárselo no pierdes nada Marc… Pero bueno, al menos tu si vienes, ¿no? 
-No se… Ya veré… 
- Ok, no insisto, los idiotas como tú no tienen remedio. 
-Bueno, me piro a cenar. Hablamos mañana. Adiós. 
-Ok, ¡adiós pelma! 

Deje el móvil donde había permanecido toda la tarde, no tenía claro si a Amy le gustarían ese tipo de fiestas, pero había que intentarlo, era una buena oportunidad para lanzarme para ver qué pasaba. Bajé las escaleras pensando en cómo se lo diría, pero ninguna forma me gustaba. 

-Hijo, por fin bajas. La cena se te va a enfriar. 
-Es raro que el torpe de Marc llegue antes de que estemos a mitad de la comida… - Saltó Ayleen como siempre hacía para intentar llamar la atención. 
-Estúpida… - Susurre sin que se diera demasiada cuenta. 
-¡Marc! 
- ¡Pero si ha empezado ella! Bah, da igual. 
- Siéntate y cena de una vez.
- Vale… 

Se me hizo una interminable cena, las miradas y los silencios estaban demasiado presentes esa noche, una noche incómoda para todos. 

Después de recoger, ducharme y meterme en la cama me di cuenta de que para mi desgracia era demasiado tarde para molestar a Amy, aunque estaba deseando llamarla y saber si quería venir conmigo a la fiesta a la que me había invitado Sam. “La llamaré mañana”, me dije. Pero sin darme cuenta era como si la estuviera evitando inconscientemente. 

Me dormí entre pensamientos, dejando que el paso de la noche me invadiera y me hiciera soñar. 

A la mañana siguiente ya era sábado, un sábado bastante soleado para mi gusto, la luz que entraba por la ventana y los constantes ruidos y gritos molestos de Ayleen en la habitación de al lado me despertaron. Eran las ocho en punto. Decidí levantarme e ir a ver por qué mi hermana hacia tanto ruido tan temprano. Abrí la puerta y para mi sorpresa estaba con los cascos puestos, la música a tope, los ojos cerrados, cantando en voz alta y saltando como una loca encima de la cama. Preferí evitar la pelea e ir a desayunar, pegada en la nevera había una nota de mi madre. 

“Estoy en casa de la vecina, volveré antes de comer.” 

Me parecía perfecto, mi madre me había dejado con la loca de mi hermana. Me hice el desayuno y con las mismas cogí el móvil, Amy se levantaba temprano así que seguro que estaba despierta ya. Marque su número un poco indeciso por si no llamaba en un buen momento pero decidido a pedirle a Amy quedar esa noche. 

-¿Si? 
- Buenos días Amy, soy Marc…

sábado, 7 de abril de 2012

Cap. 4: Hoy no es mi día.

Sonó el despertador “mierda vuelvo a llegar tarde”, me dije. 

Ya volvía a llegar tarde de nuevo al tuto y todo porque siempre he necesitado dormir bastante más que los demás, bueno, en realidad yo sabía que la pereza también formaba parte de esos retrasos. 
Salté de la cama lo más rápido que el cuerpo me permitió y abrí el armario para buscar algo decente que ponerme.
 
-         ¡¡MIERDA!! – Grité al abrirlo.
Mi madre asustada por el escándalo subió a comprobar que me había pasado.
-        Marc, hijo, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado aquí?
-         Nada mamá, déjalo, voy a llegar tarde no tengo tiempo para explicar nada de lo que ha pasado.
Esquive las molestas preguntas de mi madre al ver que toda la ropa se había caído al suelo, si, una avalancha de cosas se me cayó encima cuando lo abrí. Ya lo recogería cuando tuviera tiempo porque en ese momento me preocupaba mas el llegar tarde a clase. 

Bajé las escaleras y salí corriendo pedaleando hacia el tuto lo más rápido que pude ni desayunar ni nada, fue un milagro que saliera al menos vestido. Durante el trayecto estuve al menos dos veces a punto de que me estampara con la bici en dos postes que en mi opinión estorbaban allí, no era tampoco de extrañar mis ideas ya que no era la primera vez que esos estúpidos postes de publicidad se interponían en mi camino… 

*** 
Cuando llegué lo primero que hice fue dejar la bici en el mismo lugar de siempre. No se solían ver muchas por el tuto ya que la mayoría de los demás ya tenían coche, moto o simplemente se venían en bus pero la verdad es que yo prefería ir con mi vieja bici, resultaba menos contaminante para este pequeño mundo en el que vivimos, había alumnos que por ese simple hecho me miraban mal pero me importaba una mierda lo que pensara la gente de mi.
-       Vuelve usted a llegar tarde. – Me dijo el profesor al entrar medio corriendo por la puerta del aula.
-          No se volverá a repetir señor Cox.
-          Eso espero, ahora pase y siéntese, antes de que llegara usted estaba intentando dar una clase.
Me senté mosqueado al lado de Sam como de costumbre, no soportaba que Cox me mirara de aquella forma tan fría, para mi ridícula, que le caracterizaba. Una larga hora de Matemáticas en un lunes por la mañana no era la mejor forma de comenzar el día pero con mi buen amigo al lado todo era más ameno. Después llegaron cinco largas horas de clase donde lo único que hacía era atender pero no a los profesores sino al paisaje que se veía a través de la ventana.
-         ¡Marc! Espérame tío. – Dijo Sam.
-         ¡Eres un lento! Como no aceleres ese ritmo de tortuga no te espero.
-         ¡Ya voy!
Mientras yo ya estaba fuera del aula Sam se abalanzó sobre mí.
-         ¿Qué prisa tienes?
-        Estoy deseando llegar a casa y tirarme de cabeza al sofá porque sinceramente los lunes no están hechos para mí.
-         Chaval eres un exagerado y encima de tanto quejarte pareces un viejo. – Dijo entre risas.
-         Claro lo que tú digas… Bueno, ¿qué vas a hacer esta tarde?
-         He quedado con Alison para dar una vuelta y pasar el rato, ¿y tú?
-      Pues yo me acabo de acordar de que tengo que ir a casa de mi tío Will porque va a mudarse y aquí el tonto de turno tiene que ir a ayudarle con la mudanza.
Las pocas ganas de ir a ayudarle eran más que evidentes pero mi madre se enfadaría y básicamente me da pereza discutir con ella aunque de todos modos tiene todas las de ganar amenazando con miles de cosas. 

Al salir me despedí de Sam y me fui directo a mi bici para irme a casa lo antes posible.
-         ¡¡No puede ser, mierda!! ¿Dónde esta mi bici?
Era increíble a pesar de que era una bici bastante vieja y no llamaba mucho la atención me la habían robado. Este hecho fue bastante para demostrar que el lunes no era mi día favorito de la semana precisamente. ¿Qué debía hacer en ese momento? No me quedo otra opción que llamar a mi madre puesto que todos se habían ido ya. Insistí todo lo que mi alma me permitió pero su móvil estaba “apagado o fuera de cobertura” como decía aquella voz que me ponía de los nervios. No me quedó otra opción que coger un autobús público para ir a casa ya que caminando no quedaba muy cerca. 

*** 
Al fin pude llegar y ya hasta el hambre me había quitado pero de lo que si tenia verdaderamente ganas era de tirarme de cabeza al sofá aunque antes de poder reposar un poco algo me lo impidió. Alguien llamaba a la puerta y fui a abrir.
-        Lo que me faltaba… -Pensé.- Hola tío.
-     ¿Qué tal Marc? Me ha dicho tu madre que me ayudarías con la mudanza y he venido a recogerte.
-         Puf… Venga vamos.
No me había dado tiempo a comer y ya me encontraba de camino a casa de mi tío. Fue un viaje muy callado nadie hablaba a no ser que la situación fuera extrema. 

Me pase toda la tarde ayudándole y todavía tenía que llegar a casa y ponerme a hacer los deberes, en ese momento prefería tirarme por una de aquellas ventanas de la amplia y luminosa casa que había comprado Will. 


“Por fin en casa” me dije a mí mismo. Subí y antes de cenar lo primero que hice fueron los deberes, unos deberes que se quedaron a medias por la falta de concentración que tenía en ese momento, la verdad es que solo pensaba en ducharme e ir a dormir para que ese asqueroso lunes terminara al fin. Pensé en llamar a Amy pero me negué tras convencerme a mi mismo de que sería una idea muy mala aunque en el fondo me estaba muriendo de ganas.

En ese momento Ayleen apareció por la puerta.
-         Marc, mamá que bajes a cenar.
-         Ya voy idiota.
-         Imbécil.- Dijo saliendo de mi habitación con mal gesto en la cara.
Una vez abajo y tras un duro día por fin pude hacer una comida en condiciones.
-        Hijo, ¿qué tal te ha ido hoy?
-     Pues prefiero que no me preguntes la verdad, ha sido un día asqueroso que prefiero olvidar. El señor Cox me ha vuelvo a echar la bronca y encima me han robado la bici.
-         No te preocupes hijo te compraré otra tampoco es para tanto además sabes que Cox es buen profesor y se preocupa por ti aunque no lo creas.
-        ¡Sí, claro! Ese idiota de lo único que se preocupa es de sí mismo, no le soporto, puag, espero que se jubile pronto.
-         Estúpido…- Dijo Ayleen en voz baja.
-         ¡Te he oído niñata!
-         Marc, no le digas esas cosas a tu hermana, por favor.
-         Vale. – Respondí con tono irónico.
La conversación de la cena fue algo típico, ayude a mi madre a recoger todo mientras que mi hermana se duchaba. Cuando terminemos me fui directo al baño.
-         ¡Ayleen, sal ya joder! ¡No se qué mierda haces en la ducha tanto tiempo!
La puerta se abrió y a la salida Ayleen me piso el pie lo más fuerte que pudo. “Jódete” dijo mientras se dirigía corriendo hacia su habitación. “No vale la pena” pensé. Me duché y prepare todo para el día siguiente y me fui a la cama lo más pronto que pude porque estaba hecho polvo después de haber ayudado a mi tío.
-         Hasta la vista lunes. – Susurré tras un suspiro de alivio cuando me tire a la cama.

lunes, 2 de abril de 2012

Cap. 3: Un sentimiento en mi mente, una decisión que tomar.

A la mañana siguiente todo parecía normal, aunque mi interior había cambiado mucho después de aquel día en el que por fin fui capaz de mirarla a los ojos y decir “te quiero” aunque solo fuera en mis pensamientos. Según mi mente todo iba progresando poco a poco y nada podía hacer que mi pequeño sueño se esfumara. La quería, eso era evidente, pero algo dentro de mi me decía que era algo más que un “te quiero” lo que le quería decir. Quería que el universo fuera nuestro, que la felicidad estuviera siempre presente en su vida, que nada la hiciera llorar, quería protegerla frente a todo, invitar a sus miedos a que se marcharan de su interior, quería amarla día a día, la amaba.

Era tan difícil expresar un sentimiento que nunca antes había experimentado, es algo que cambia por completo todo lo que conocías hasta entonces, todo dentro de ti cambia sin darte cuenta.

-          Marc, hijo, ¡¿no vas a bajar a desayunar?! – Grito mi madre interrumpiendo mis pensamientos.
-          ¡Mamá! ¡Eres una pesada! ¡Ahora bajo!

Como siempre algo tenía que interrumpir mis reflexiones, lo extraño es que esta vez no era Ayleen la que interrumpía.
***
Era domingo, un domingo caluroso en el que no sabía qué hacer, no me apetecía quedar, solo quería estar con ella aunque en el fondo sabía que era más que imposible.

El reloj marcaba las cinco de la tarde, una hora más que óptima para dar una vuelta y ver que había por los alrededores, decidí llevar a Hook de paseo y así me distraería un rato de todo aunque no pensar en ella era algo que no se me pasaba por la cabeza.

Al llegar al parque me senté en un banco mientras mi perro escarbaba, ladraba, corría y jugaba junto con los otros perros.

-          Hola Marc. – Escuche decir a alguien.

En ese momento me encontraba cabizbajo sumergido en mis sueños y al levantar la mirada para ver de quien era esa voz me encontré con Lisa y con un pequeño bulldog francés que suponía que era su mascota. Ella era una de las mejores amigas de Amy, no la conocía en persona simplemente de verla con ella y bueno porque al fin y al cabo iba a mi clase. Me sorprendió mucho que ella sin conocerme se dirigiera a mí de manera tan directa.

-      Hola Lisa. – Le dije intentando disimular la curiosidad que me inundaba al pensar que hacia ella hablando conmigo.
-          Ya sé que te estarás preguntando que hago hablando contigo, ¿no es así?
-          Pues sí, la verdad es que me ha sorprendido un poco.

Ella se sentó a mi lado y soltó a su pequeño bulldog que respondía al nombre de Blue.

-          Pues te he visto y he venido a hablarte de Amy, ¿sabes quién es no?
-          ¡Claro que se quien es! Quien no lo sepa es que es un completo idiota y no tiene ojos en la cara…
-          Vale, vale me ha quedado claro. – Dijo entre risas.
-          Lo siento, no ha sido mi intención ponerme así de idiota.
-          ¡Bah! No pasa nada…

No hacía falta que nadie me dijera que estaba colorado, me ponía nervioso hablar del tema con alguien y más si era una chica y además era amiga de ella.

-          Solo he venido a decirte que le estas empezando a gustar a Amy, pero me ha dicho que no te dijera nada, aunque te lo digo porque quiero que no hagas daño a mi amiga, no la dejes hacerse ilusiones si no piensas tener nada con ella.

Me sorprendieron las palabras de Lisa, ¿yo le gustaba a Amy? Demasiados pensamientos abordaron mi cabeza. Era lo único que me hacía falta para tener claro lo que quiera, no iba a dejar pasar la oportunidad.

Tras unos segundos de decisiones Lisa se despidió de mí y fue en busca de Blue; aun el nombre me seguía haciendo gracia aunque no se podía decir que fuera poco original. Busque mi móvil en el bolsillo, ¿dónde está? Me dije.


Estaba ya oscureciendo y la gente se iba ya marchando a casa, ahí vi que era la hora de volver. Llegue y lo primero que hice fue dejar Hook y subir corriendo a mi habitación a buscar el móvil. Lo encontré pensando que no había sido lo bastante importante ese día como para que alguien me hubiera llamado pero me equivoqué.

Dos llamadas pedidas y un mensaje vi en aquella pequeña pantalla. Uno era de Sam, eso lo tenía seguro pero ¿y el otro de quien seria? Fui a mirarlo y una pequeña sonrisa picara salió de mi cara cuando me di cuenta de que Amy me había llamado. El mensaje era de mi tío Will quería que le ayudara con la mudanza ya que se venían a vivir cerca de nosotros para como decía él “tener a la familia siempre unida”. En ese momento no estaba precisamente pensando en la mudanza de mi tío pero si sentía curiosidad por lo que quería Amy, así que la llamé.

-          ¿Amy? Soy Marc, siento no haberte llamado antes de verdad pero es que no sabía donde había metido el móvil.
-          Hola Marc, no hace falta que me des tantas explicaciones. – Me dijo mientras reía.
-          Bueno… ¿Qué querías? ¿Por qué me has llamado?
-          La verdad no sé, simplemente me apetecía hablar contigo…
-          ¿Hablar conmigo?
-          Si, ¿te estoy molestando? ¿quieres que llame otro día?
-         ¡No, no, no! Tu nunca molestas chica, al contrario, me alegra que me hayas llamado porque estaba pensando en hacerlo yo. – Confesé en aquel momento.    
-          ¿Sí? Pues nada hablemos entonces, ¿no?
-          ¡Claro! ¿Qué tal te ha ido el día?
-          Pues la verdad es que bien he estado dando una vuelta con las amigas, he ido de compras, bueno ya sabes lo típico…

Estuvimos un par de horas hablando. No me cansaba de escuchar su voz y su risa, por mi hubiéramos estado hablando toda la noche pero de lejos se escuchó una voz que la llamaba para cenar.

-          Marc, me tengo que ir, mi madre me llama para cenar. – me dijo con voz frágil.
-          No te preocupes ya sabes que cuando quieras me puedes llamar, ¿va?
-          Vale, no te preocupes, hasta mañana, un beso.
-          Adiós Amy, descansa.- Le dije mientras colgaba.

Mantuve el móvil en mi oído hasta que se cortó la llamada, “te quiero Amy” dije mientras lo dejaba encima de la cama para yo también bajar a cenar.

***
Después de ayudar a mi madre a recoger todo, me duché y durante la ducha se añadieron un par de situaciones pensando en Amy, pero nada serio. De ahí me fui directo a la cama y volvió a sonar el móvil, estaba ya a punto de quedarme dormido, a la mañana siguiente había clase y si no dormía lo suficiente terminaría llegando tarde como casi todos los días. Así que cogí el móvil y mire quien llamaba, era Sam así que había la confianza necesaria para mandarle a la mierda y no sentirme mal.

-       Puto Sam, intento dormir, ¿sabes? No hay día para llamarme que tiene que ser ahora, ¿no? – Dije lo más enfadado que el sueño me permitió estar.
-          ¡Tío pero si te he llamado esta tarde que me estas contando tu ahora! La culpa es tuya por no coger el móvil a tus amigos... ¡Bah, da igual déjalo!

En ese momento los dos nos pusimos a reírnos de nosotros mismos. Nuestras discusiones nos las tomábamos a broma desde pequeños, nadie podía hacer que nos enfadáramos.

-          Bueno pues ahora estamos hablando, ¿no? ¿Qué querías?
-          Pues nada que te llamaba para decirte que he ligado con una tía, se llama Alison.
-        ¿Alison? Ese nombre me suena, ¿la conozco? –Dije intentando recordar quién era esa chica.
-          Claro que la conoces tío, nos hemos pasado toda la vida con ella, vive en los pisos que hay enfrente del tuyo y jugábamos a meternos con ella y con sus amigas.
-          Pues Sam, no me acuerdo la verdad, pero bueno ya me la presentaras, ¿no?
-          ¡Claro! Pero que sepas que tú no te acuerdas de lo que no quieres ¡eh!
-          Bueno si no te importa me voy a dormir, mañana te cuento en el tuto que me ha pasado hoy con Lisa.
-          Ale chaval, hasta mañana. Mañana en cuanto te vea me cuentas.

Esta vez procure que nadie más me interrumpiera el sueño apagando el móvil y poniéndolo a cargar, no me podía permitir llegar de nuevo tarde a clase.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Cap. 2 "Una conversación, una tarde"

Llego el día siguiente y como suponía mi mente estaba repleta de ella, todavía podía sentir su olor, ver su mirada e incluso inundarme con el sonido de su dulce voz...

 Mire el reloj "¡Ya son las 8:00!" me dije, levantándome a toda prisa y vistiéndome con lo primero que tuve más a mano. Baje las escaleras y para mi sorpresa parecía la casa estar demasiado tranquila. Al bajar y llegar hasta la cocina me encontré con mi madre, esta ya hacía rato que estaba levantada y ya casi se iba a correr como todas las mañanas.

-          ¡¿Marc?! – Dijo mientras iba a recoger su abrigo dispuesta a salir ya. – ¿Qué haces levantado tan temprano?
-          ¡Pero si son las 8:00! Voy a llegar tarde como siempre a clase…
-          Marc, hijo, hoy es sábado.
-          ¡¿Sábado?! Bah, no importa…

Con las mismas y en actitud muy serena me dirigí hacia mi habitación, llegando ya al pasillo escuche la puerta cerrarse, lo que me indicaba que tenia la casa para mí solo, bueno… estaba Ayleen… Aunque eso no me importaba demasiado.

Ya acostado en la cama de nuevo cogí el móvil y el portátil y mire si había alguna novedad interesante o si alguno de mis amigos me había dejado algún mensaje. Con las mismas y después de millones de invitaciones a fiestas a las que no pensaba asistir los volví a dejar, cada uno ya en su sitio me dirigí hacia mi preciada PS3, me podía pasar horas enteras matando zombies y monstruos, me alucinaba.


Volví a mirar el reloj, me había pasado tres cortas horas jugando. En ese momento me sonó el móvil.

-          ¡Marc! ¡No me habías contado que ayer hablaste con Amy! ¡Qué poca vergüenza la tuya chaval! Te lo tenías bien calladito...
-          ¿Sam? ¿Se puede saber cómo te has enterado? Además fue una tontería, ya sabes, el típico choque de un par de despistados… - Respondí mientras todavía intentaba asimilar la situación.
-          Venga ya Marc… Nos conocemos y sabes que para ti ha sido más que un choque.
-          Puede… pero lo crea o no fue no tuvo nada de especial…
-          Pero… ¡¿Le habrás pedido su número no?! ¡No me digas que has sido tan estúpido como para no pedírselo! ¿Marc? ¡Contesta hombre!

El silencio se apodero de mí en aquel momento, como se me iba a ocurrir la idea de pedirle su número solo fue un choque y todo parecería muy raro si se lo pidiera.

-          ¡Estás loco Sam! ¡Como le voy a pedir su número! Que se te quede bien en esa cabecita tuya que solo fue un simple choque…
-          Hostia tío, de verdad, eres un puto soso. Si hubiera sido yo…
-          ¡Si hubieras sido tú nada! – Corté en seguida al ver que iba a decir una de sus muchas burradas.
-          Bahh! Déjalo tío… Pues nada que te llamaba para ver si quedábamos esta tarde para darnos una vuelta.
-          Pues… No tengo muchas ganas así que si decido ir te llamo.
-          Como quieras ya sabes dónde vamos a estar. Adiós.

“Puto Sam” Me dije cuando me colgó de forma brusca. Me sentí mal, ¿tendría razón?

Salí por la puerta de mi habitación y me dirigí hacia la de Ayleen para ver si ya estaba despierta, pero para mi sorpresa no estaba allí. Baje directo a la cocina y allí la vi, tomándose el desayuno y mirándome con cara seria.

-          ¿Te has hecho tú el desayuno?
-          Hombres… Tan estúpidos como siempre. ¡Pues claro que me lo he hecho yo, imbécil! Yo no soy tan torpe como tú.
-          Tu tan simpática como siempre. – Le dije mientras me volví para irme al salón a ver un poco la tele.

Recuerdo que ese día no ponían nada decente, así que me fui al baño, me duche y me arregle para salir después de comer.


Sam había dicho que estarían en el mismo lugar de siempre, o sea, en el parque de la calle de al lado. Me dirigí hacia allí y antes de cruzar la calle vi a lo lejos como Amy se acercaba a los chicos. ¿Qué hacia ella allí?

Me quede paralizado al pensar que ellos le hubieran dicho algo referido a mis sentimientos. Me puse de los nervios, el corazón se me aceleraba y no podía controlar mi mente. Después de observar y reflexionar durante un rato me dije a mí mismo “¡Marc, vamos, tu puedes!” aunque sabía que eso no me haría calmarme.

Me acerque y fui de lo más normal pero por dentro me estaba muriendo de vergüenza, un “Hola Amy” abrió una conversación que al menos a mi me llevo a otro mundo olvidando lo que se encontraba a nuestro alrededor.

Continuemos con el típico “¿Qué tal?”, así hasta que horas más tarde nos tuvimos que despedir. Le pedí el número ya que esta vez si me sentía seguro de mi mismo y ella no dijo que no, lo apunte, ella también apunto el mío y al despedirse junto con una maravillosa sonrisa a lo lejos se escucho “espero tu llamada Marc”. Me quede parado y reflexionando, sentado en un banco, sobre lo que había pasado, era incapaz de creerme que lo que aquella tarde había hecho, había tenido el valor suficiente para hablar con ella sin que las palabras se mezclaran y sin que la voz me temblara como la primera vez.

En ese momento alguien me dio en la espalda:

-          ¡ Tío! ¿Qué tal te ha ido con Amy? ¡Estabais muy concentrados en la conversación chaval! Y he visto que te ha dado el número… Me alegro que al final te hayas decidido a pedírselo. – Me dijo sin dejarme responder hasta terminar su lista de preguntas estúpidas y dándome pequeños golpecitos a la vez que hablaba.
-          Sam no exageres… Ha sido una simple conversación, siempre estas igual de obsesionado con ver cosas donde no las hay.

La verdad era que estaba intentando ocultar lo que de verdaderamente pensaba para que no empezara con el típico cachondeo que siempre llevaban con el tema.

-          Bueno Sam, siento dejarte con la duda de muchas cosas pero tío me tengo que ir, estoy cansado…
-          Puras excusas para no contarme nada, te conozco Marc, pero como quieras tío. – Me dijo mientras que me dirigía de nuevo hacia mi casa.


Llegue a casa y con quien primero me encontré en la puerta fue con mi madre que venía de sacar a Hook, un husky que me había regalado unos meses atrás, y a la que se le habían olvidado las llaves. “Menos mal que has venido pronto” me dijo nada mas verme subir las escaleras.

Después de entrar en casa, discutir un poco con mi hermana, cenar y volverme a duchar porque había estado jugando con Hook y olía a perro, me acosté. No había ganas de salir, había tenido una tarde demasiado interesante como para estropearla bebiendo y haciendo el tonto con los amigos así que decidí tirarme a la cama y estar allí hasta que me durmiera.

Ya estaba a punto de quedarme durmiendo cuando un mensaje llego a mi móvil. “¿Quién será? Me pregunte. Para mi sorpresa era un mensaje de Amy, de esa chica tan maravillosa…

Espero que se vuelva a repetir lo de esta tarde. Un beso (:

¿Por qué me habrá enviado un mensaje a estas horas? ¿Estaba pensando en mí? Mire el reloj y como pensaba era tarde, era ya de madrugada. Le respondí con un:

Eso espero Amy. Me lo he pasado genial contigo. :D

La conversación no duro mucho un último mensaje de ella me volvió a invitar a irme a la cama:

Yo también y además de verdad.
PD. Me voy a dormir, espero que mañana nos veamos.

Antes de poner el móvil en silencio y volverme a acostar, le respondí:

Hasta mañana Amy. Descansa.

jueves, 1 de marzo de 2012

Cap. 1 "Recordar el pasado"

Hola, me llamo Marc y os voy a contar la historia que un día fue mía y que el tiempo evaporo como si de agua se tratase llevándose lo que más quiero en esta vida… 

El mejor día de mi vida y el comienzo de esta historia empezó como cualquier otro día aburrido de esos que quieres que termine pronto para volver a casa, tenía 17 años y unos sentimientos extraños y desconocidos para mí  me unían a una chica con la que nunca había hablado pero a la que observaba desde lejos desde hacia tiempo, era Amy.  Ella tenía en ese momento 15 dulces años era de pelo castaño y de ojos azules, alta, delgada e inteligente, pero lo que más me gustaba de ella no eran esos rasgos sino su gran capacidad para hacer reír a los demás, para ayudar a la gente y encontrar solución a casi todo.  Me acuerdo como si fuera ayer el día en el que me crucé con ella en el pasillo del instituto, fue la primera vez que la pude tener cerca, que la escuche, que cruzamos miradas… Y todo fue por aquel inesperado choque.

-          Lo siento, de verdad. Estaba distraído y no miraba por donde caminaba, disculpa… – Le dije mientras le ayudaba a recoger las hojas caídas al suelo.
-          ¡Ah! No pasa nada yo tampoco iba muy atenta, por cierto me llamo Amy, encantada.
-          Encantado yo soy Marc. Aunque para serte sincero yo ya te conocía… – Respondí con el cuerpo paralizado.
-          ¿A si? Pues siento no acordarme de ti. Y si se puede preguntar ¿de qué me conoces?
-          Pues yo soy amigo de tu hermano Zac, he ido un par de veces a vuestra casa a jugar al basket con él.
-          ¿Y te llamas Marc? Claro, ya me acuerdo. – Dijo ella mientras veía como su preciosa sonrisa inundaba su cara. – Tú eras el que conseguía siempre ganar a mi hermano y os escuchaba gritar desde la ventana de mi habitación, ¿verdad?
-          Exacto, ese soy yo.
-          Bueno me marcho. – Interrumpió. –  Espero que nos volvamos a ver.
-          Adiós, lo mismo digo…

¡Se acordaba de mí! ¿Cómo se podía acordar de mí? Me dije a mi mismo sorprendido como el que más…  Jamás lo comprendí, nunca me había visto más de cinco minutos y de eso ya hacia unos años. Pero sin en cambio ella se acordaba…
Después de eso llegue a casa dando saltos de alegría como un completo imbécil. No había nadie, mi madre, Anne, trabajaba todo el día y mi padre nos abandono justo antes de nacer Ayleen mi hermana pequeña. En aquel momento ya hacía 5 años de lo sucedido y me tenía que encargar a menudo de mi hermana aunque ella estaba siempre en casa de la vecina.

Tenía aquel pequeño paraíso para mi solo como casi todos los días, subí rápido las escaleras y entre en mi habitación, deje la mochila en un rincón y me tire a la cama, recuerdo como el corazón se me escuchaba latir por toda la casa. Después de pasarme toda la tarde sin hacer nada más que pensar en aquel choque me acorde de que tenia deberes de mates, pero ese momento no era el adecuado para hacer cuentas, creí que era mejor sacar al menos un cuaderno para hacer como si hubiera estado haciéndolos durante la tarde, ya que mi madre era propensa a echar broncas.  Cuando llego, yo ya había preparado la cena y había recogido a Ayleen por lo que me fue a ducharme para ir directo a la cama y dormir un poco antes de que los pensamientos me despertaran y no me dejaran dormir.